Las narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe constituyen la parte más conocida de su obra. El cine y la televisiĂłn han explotado lo que en Poe hay de misteriosos y hasta terrorĂfico, dejando de lado la intensidad, el pulso y ese acento de campana gigantesca que suponen los valores primordiales de una obra concentrada y personalĂsima, en la cual lo humano se eleva por caminos pavorosos a tensiones muy superiores a su contenido melodramático. Como si la vida, con su fundamento de terrores y sombras, necesitase ser penetrada por un autor, preocupado por alumbrar inĂ©ditos caminos con sus descubrimientos.