En este estilo profÊtico en medio de la modernidad perturbada, las ideas metafÃŗricas del autor se prestan para no instalarse en el conformismo ideolÃŗgico. El libro tiene la virtud de provocar en el mejor sentido de la palabra; leerlo ocasiona algo en el lector.  Â
ÂŋEn quÊ se parece un hombre a un flaÂmenco?, los primeros cambios de nuestra apariencia al igÂual que en el animal, se dan debido a nuestra alimentaciÃŗn. Donde se pone la cosa interesante es al final del dÃa, cuando nosotros cambiamos a mÃĄs de un color y quizÃĄ nuestro color original nunca se vuelva a presentar.
Solo hay dos cosas que tenemos aseguradas en la vida, pasarla bien y pasarla mal, todos representamos la vida de diferente manera, sin embargo, compartimos valores y senÂtimientos, ideas que creemos son absolutas, pero que en realidad son tan solo sueÃąos que nos encantarÃa se volvieran realidad y es por eso que lo pasamos mal.
Nos transformamos en la vida con base a nuesÂtras vivencias y reconfiguramos nuestra maneÂra de actuar gracias a lo que nos enfrentamos y vivimos dÃa con dÃa. A diferencia del flamenÂco, nuestro color puede ser distinto cada dÃa.
El autor nos previene con precauciÃŗn; la siguiente es la historia de un aÃąo de vida en el cual lo pasÊ bien y mal, pero sobre todo, tuve una reconfiguraciÃŗn propia.
SociÃŗlogo. Escritor. Saxofonista. Miembro activo del Centro de InvestigaciÃŗn Interdisciplinario. Revisor de la Revista Geronte en el Ãrea de Socioterapia. Cofundador de la Revista âLos Nadiesâ. Autor del libro âYo soy Dios: Reflexiones de un burÃŗcrata frustradoâ.