El activo -- Parte 4: semental

Pero subestimé el mercado.

El hambre del país por mano de obra esclava es insaciable. Los criadores no pueden satisfacer la demanda. Y un macho rubio y fértil como yo vale su peso en oro.

Los otros dueños de esclavos de la ciudad han empezado a quejarse. Dicen que mi padre es un antipatriota al mantener fuera del mercado a un reproductor de primera como yo. Que debe ser un maldito tonto por rechazar todo el dinero fácil que podría ganar alquilándome como semental.

Estaba segura de que mi padre no los escucharía. Que nunca permitiría que mis hijos nacieran encadenados.

Pero lo había olvidado: Ya no era su hijo. Yo era su propiedad.

Y como hombre de negocios, mi padre espera que su propiedad produzca un retorno.