El Padre Nuestro

Es una fórmula espiritual elaborada con precisión que abarca desde el desarrollo del alma hasta la transformación interior descrita como «nacer de nuevo». No se limita a una práctica intelectual o teórica, sino que pretende llegar a la esencia del ser humano, promoviendo una renovación completa. Jesús concibió la oración para resistir al tiempo y a los cambios impuestos por las interpretaciones humanas, garantizando la permanencia de su mensaje central.  

La estructura de esta oración refleja la perfección espiritual, compuesta por siete cláusulas que abarcan todas las necesidades del alma, desde la elevación individual hasta la armonía colectiva. Cada elemento es parte indispensable de una enseñanza que abarca tanto a los buscadores más avanzados como a los más simples, ofreciendo a cada uno lo que necesita para el momento.

Ya en la apertura, la expresión «Padre Nuestro» redefine la relación entre Dios y la humanidad, presentando a un Dios amoroso y universal. Esta visión elimina prejuicios y divisiones, proclamando la fraternidad entre todos los seres humanos como hijos de un mismo Padre. La oración no sólo hace hincapié en la conexión espiritual individual, sino también en la responsabilidad colectiva, promoviendo el bien común como reflejo de la unidad divina.  

Las peticiones contenidas en la oración revelan una sabiduría práctica y espiritual. Cláusulas como «Perdona nuestras ofensas» y «No nos dejes caer en la tentación» apuntan a la necesidad de reconciliación interior y vigilancia constante. El perdón, entendido como liberación espiritual, se presenta como un paso indispensable para la evolución del alma. La súplica de protección contra la tentación reconoce los desafíos a los que se enfrentan las etapas avanzadas del desarrollo espiritual.  

Por último, la oración concluye con un reconocimiento de la omnipresencia y la totalidad de Dios, afirmando que la creación, el poder y la gloria sólo le pertenecen a Él. Esta conclusión resume la esencia de todas las enseñanzas: Dios es la Fuente y la Meta de todas las cosas, y es a través de Él que alcanzamos la plenitud y la paz.  

La oración del Padre Nuestro, en su sencillez y profundidad, sigue siendo una guía intemporal para quienes buscan una vida de comunión con Dios. Trasciende barreras y ofrece una fórmula práctica para vivir en armonía con la verdad espiritual, promoviendo la transformación interior y la conexión con la perfección divina.  

A.R.Ribeiro.  

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