La vida de Becky Denny es despreocupada y sin problemas. La única incidencia es la preocupación de su hermana por la familia de su marido. Becky sabe que el clan Kavanagh ha tenido problemas, pero lo único que se interpone en el camino de una feliz reunión familiar es la ausencia del hermano más joven, Damon. Tras salir de la cárcel, él no ha querido tener nada que ver con ellos, y eso hace que todos estén nerviosos.

Así que Becky decide hacer algo al respecto.

Ha pasado mucho tiempo desde que Becky viera a Damon por última vez. Él ha cambiado. Aunque siempre había sido un poco salvaje, ahora él tiene un lado más duro y brusco. Él la desafía en modos que ella no había esperado, y hace que le arda la piel con solo tocarla. Antes de darse cuenta, ella se está enamorando del más oscuro y reservado de los Kavanagh.

Cuando Damon "el demonio" Kavanagh sale de la cárcel, él no quiere tener nada que ver con su familia. Es decir, hasta que Becky Denny aparece y consigue que él acceda hacer algo que había jurado no haría: ver a sus padres de nuevo. Enamorarse locamente de una Becky adulta hace que reevalúe su vida y sus valores, y eso le da esperanza.

Hasta que todo se desmorona una mañana, con una llamada telefónica que le deja destrozado.