El pop coreano, abreviado como K-pop (la K es de Ko-rean), es un género musical nacido propiamente en Corea del Sur, pues Corea del Norte no tiene una producción musical muy desarrollada ni comercial; el K-pop nació en la última década del siglo pasado, cuando los ejecutivos de la industria de la música se interesaron por dar a conocer a todo el mundo la cultura coreana, y a este fenómeno se le llamó onda u ola Hallyu.

Las agencias que se encargan de preparar a los jóvenes que desean triunfar tienen amplia colaboración con programas televisivos de concursos, en que se elige a los nuevos talentos. Igualmente, los músicos participan incluso en torneos de atletismo y algunos se interesan en aprovechar su popularidad para fomentar acciones de beneficencia.

La historia de este género comienza en 1992 con un grupo liderado por Seo Tai-ji, el Michael Jackson coreano. La cantidad de grupos y solistas o idols que surgieron a partir de entonces es incontable, destacando las figuras incluidas en este libro. La mayoría de ellas ha desarrollado antes y a lo largo de su carrera habilidades para el canto, el baile, la instrumentación y la actuación, además de mostrar gran capacidad para participar como compositores y productores de sus discos. Igualmente se les enseñan idiomas para facilitar su internacionalización.

El K-pop aprovecha otros ritmos, principalmente la música electrónica, el hip hop, el rap y hasta el rock, y los grupos y solistas han ganado renombre y premios internacionales, compitiendo con legendarias figuras occidentales.

Con el establecimiento de la aldea global mediante internet y las redes sociales, la difusión de este género ha sido apabullante y generado olas de fans por todo el mundo. El continente americano ha sido conquistado definitivamente por estos jóvenes talentos que pasan muchas horas al día preparándose para dar lo mejor de sí a su público. Participan en dramas televisivos para que sus seguidores puedan apreciar constantemente su trabajo y algunas figuras se han catapultado al cine, incluido el realizado en Hollywood.

En el fabuloso universo del K-pop hay colores oficiales para las bandas y lighsticks o linternas con variadas formas para animarlas en el escenario. Existen subunidades o subgrupos derivados de un grupo base y los nombres que se dan los fandoms o bases de seguidores son muy creativos y tienen una razón de ser.

En este libro se hace un repaso de la historia y las anécdotas más interesantes de destacadas personalidades del pop coreano, y estamos seguros de que tanto quienes ya son sus fans acérrimos como los nuevos seguidores quedarán maravillados ante todo lo que implica este género.

Muchos personajes quedan fuera por cuestiones de espacio, pero hay más libros de la colección en proceso.