Considerado una de las obras más importantes de su autor, destaca en este libro la confluencia de su interés por España y sus tradiciones y la influencia del orientalismo. Irving, perteneciente a la corriente del romanticismo, pudo vivir en la Alhambra mientras escribió esta obra, lo que le permitió describir en esta novela narraciones y cuentos que giran en torno al monumento de la Alhambra y su pasado árabe.