Fue un gran sanitarista, fue ministro, fue diplomático, fue profesor universitario, fue legislador, fue un ambicioso hombre de acción. Pero también -acota Borges- fue autor de muchas páginas inmortales.
Si bien la obra de Wilde es sumamente copiosa, es periodística y fragmentaria. Para la única obra que pensó un plan fue Aguas abajo y quedó inconclusa. El resto de sus libros son recopilaciones de textos aparecidos en periódicos.