Pero el Pero Sabe

El comienzo de una hermosa asociación: un dúo de detectives con corazón y piel

Steve está maduro para una nueva relación: divorciado, con más de cuarenta años y todavía quitándose el polvo de una lamentable estadía en prisión, una experiencia inusual para un profesor, por decir lo menos. (¡Realmente debe hacer algo con su hábito de piratería!)

Rochester es un golden retriever apuesto, sin hogar y adorable a quien Steve siempre había considerado demasiado grande, demasiado entusiasta y demasiado peludo.

Pero la tragedia golpeó su vecindario cuando alguien asesinó a Caroline, la agradable vecina de al lado de Steve, mientras paseaba a su mejor amigo, Rochester. Steve es el tipo desafortunado que encuentra su cuerpo y simplemente sabe, a pesar de sus diferencias, que tiene que aceptar al perro con el corazón roto.

Una vez que están juntos, estos dos forman una sociedad de detectives que te hará sentarte y rogar por más. La gran franqueza peluda, sin mencionar el corazón, se encuentra con la astucia de los expertos en tecnología mientras trabajan en su caso.

Rochester no tiene idea de que tiene el potencial para ser un gran detective perruno. Pero tiene un trabajo que hacer y tiene que encontrar una manera de entrenar a Steve en el fino arte de la investigación. Sin que Steve lo supiera, su vida acaba de cambiar radicalmente, porque un gran mentor peludo acaba de aparecer. Ambos quieren justicia para Caroline, y la forma en que Rochester lo expresa es simplemente olfatear una pista tras otra con la esperanza de que su colega de dos piernas pueda unirlas.

El camino de Steve, cuando todo está dicho y hecho, sigue siendo torcer un poco la ley, con la ayuda de la computadora portátil de contrabando de Caroline. Y también para seguir el rastro de golosinas de Rochester.

Los fanáticos de los animales acogedores, ¡y todos los acogedores!, encontrarán oro puro aquí, especialmente los aficionados a los héroes callejeros como los perritos inmortales creados por Spencer Quinn, David Rosenfelt, Garth Stein y Laurien Berenson. Afortunadamente, hay toda una camada de casos por ahí.